Quizá hayas escuchado alguna vez el término HVAC pero, ¿sabes a qué hace referencia? El HVAC hace referencia a una serie de procesos de climatización de espacios e implica una buena práctica en el uso de los sistemas de ventilación, aire acondicionado y calefacción. En este artículo te hablaremos más de este concepto, las partes que lo forman y por qué es la clave de una climatización óptima y sostenible de los espacios.
¿Cuáles son los orígenes del HVAC?
El aire acondicionado y el HVAC comparten un mismo origen: el ingeniero e inventor, Willis Haviland Carrier. Aunque el HVAC pueda parecer un término nuevo, lo cierto es que fue creado en 1902 en forma de una máquina que permitía enfriar y controlar la humedad de una imprenta. En aquel momento, ese sistema de climatización rudimentario sirvió para mejorar la impresión y la fijación de la tinta en el papel.
12 años después, Haviland Carrier consiguió adaptar ese diseño a un uso doméstico, creando así el primer aire acondicionado de la historia. La aparición posterior del HVAC significa el desarrollo e implementación de sistemas y técnicas para lograr el mayor confort térmico y la mayor salud de un espacio. Para ello no solo es necesario una regulación precisa de la temperatura sino un aire de calidad.
Componentes del HVAC
La palabra HVAC es una sigla formada por tres conceptos: calefacción (Heating), ventilación (Ventilation) y ventilación (Air Conditioning). Tradicionalmente, el HVAC utilizaba la ventilación natural y artificial de los espacios así como los aparatos convencionales de calefacción y refrigeración.
Sin embargo, los últimos avances tecnológicos nos permiten pensar los sistemas HVAC como organismos vivos, que funcionan de forma coordinada e inteligente. A continuación, te explicamos uno por uno los componentes que forman el HVAC:
- Calefacción: pretende calentar espacios para poder disfrutar de una temperatura más agradable en climas fríos. Aunque históricamente se ha optado por técnicas de calefacción tradicionales, actualmente se apuesta más por dispositivos como las bombas de calor, una tecnología revolucionaria a la cabeza del proceso de descarbonización europeo.
- Ventilación: durante muchos siglos, se ha reconocido la importancia de la renovación del aire en espacios cerrados para preservar la salud. Antiguamente, la circulación natural del aire en los edificios mitigaba la necesidad de recurrir a sistemas mecánicos. Sin embargo, en la actualidad, la mayoría de los edificios están diseñados con una mayor hermeticidad, lo que impide la entrada natural del aire a través de paredes, puertas y ventanas. Por consiguiente, se hace indispensable la implementación de sistemas de ventilación para garantizar un ambiente interior saludable. Los sistemas de ventilación de doble flujo, especialmente en edificaciones con una buena hermeticidad, son una solución efectiva para alcanzar el confort térmico deseado, tanto en verano como en invierno, prescindiendo así del uso de aires acondicionados o sistemas de calefacción.
- Enfriamiento: tiene como objetivo asegurar el confort térmico durante los meses de verano, el tipo de dispositivo más conocido es el aire acondicionado. Sin embargo, debido al alto consumo del aire acondicionado, otras soluciones, como el enfriamiento evaporativo, han cogido fuerza en los últimos años.
¿Cómo optimizar tu sistema de climatización?
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