¿Cómo afecta la calidad del aire interior en los centros educativos?

Las personas dedicamos hasta el 90 % de nuestro tiempo dentro de los edificios. Por lo tanto, la calidad del aire interior (IAQ) es un elemento que condiciona nuestra salud en el transcurso de nuestra cotidianeidad. Sin embargo, a veces, es difícil entender la gravedad de las consecuencias de una mala IAQ, ya que no es perceptible de forma directa

El inicio de la pandemia fue un punto de inflexión que fomentó una toma de consciencia sobre la importancia de la IAQ en la salud de las personas. Así pues, muchas instituciones, entre ellas los centros educativos, han comprendido que la calidad del aire interior tiene un impacto directo en nuestro bienestar y, también, en la forma cómo aprendemos

Centros educativos y calidad del aire en el interior 

Según una investigación de la Plataforma de Edificación Passivhaus y la Universidad de Burgos, únicamente se dan las condiciones adecuadas de temperatura y humedad, el 68 % del tiempo que los alumnos se encuentran en el colegio. En relación con los niveles de CO₂, la situación es más preocupante, ya que el ambiente es óptimo solamente un 32 % del tiempo. Como consecuencia, solo existen unas condiciones apropiadas el 16 % del tiempo que las personas pasan en los centros educativos.

Por otro lado, en Estados Unidos, aproximadamente 1 de cada 12 personas sufre asma. De hecho, esta enfermedad es una de las principales causas de ausencia escolar en niños de 5 a 17 años. Además, diversas alergias afectan a casi 1 de cada 6 estadounidenses. Por lo tanto, una mala calidad del aire interior implica poner en riesgo el estado de salud de decenas de millones de educadores y estudiantes que padecen problemas respiratorios. 

Así pues, el descuido de la IAQ en los centros educativos puede perjudicar gravemente el correcto aprendizaje de los niños y niñas. En primer lugar, porque el absentismo escolar supone una dificultad para la adquisición de conocimientos de manera fluida. Y, por otro lado, porque, como veremos, una mala IAQ reduce la capacidad de rendimiento de los estudiantes. 

Principales factores de la IAQ

Hay muchos componentes que influyen en la calidad de la IAQ de los edificios. A continuación, nombramos algunos de los más relevantes:

  • Gases inorgánicos. Como, por ejemplo, el CO₂ o el monóxido de carbono.

  • Compuestos orgánicos volátiles. La pintura o los productos de limpieza pueden emitir compuestos químicos perjudiciales.

  • Otras partículas en suspensión. Especialmente, el polvo y el polen, los cuales acostumbran a desencadenar alergias.

  • Humedad. Los niveles de humedad pueden facilitar el crecimiento de moho y bacterias peligrosas.

  • Virus. Existen algunos virus que se propagan a través de partículas suspendidas por el aire. Como, por ejemplo, el COVID-19, el sarampión y la gripe estacional.

Es importante tener en cuenta que los edificios educativos son espacios dinámicos que cambian según su ocupación y uso. Eso significa que la IAQ se modifica continuamente dependiendo del clima, la calidad del aire exterior, la cantidad de personas, etc. Por esta razón, la ventilación de escuelas y universidades debe adecuarse a las necesidades específicas de cada espacio.

Consecuencias para la salud de los estudiantes

A continuación, nos centramos en los posibles efectos negativos que puede tener una mala calidad del aire interior para los alumnos:

  • Salud física. Una IAQ deficiente puede aumentar el riesgo de padecer cáncer, enfermedades del corazón y, especialmente, enfermedades respiratorias. Además, los estudios apuntan que los espacios con una mala ventilación pueden desencadenar el Síndrome del Edificio Enfermo. En estos casos, las personas sanas pueden experimentar síntomas como secreción nasal, piel seca, tos, dolor de cabeza o sibilancias.

  • Salud mental. La IAQ también puede traducirse en problemas para concentrarse y en una disminución de la productividad. En los centros educativos, esto conlleva una reducción del rendimiento académico y del desarrollo cognitivo. 

Open Blue Clean Air

Así pues, garantizar una calidad del aire interior adecuada de los centros educativos es una cuestión de vital importancia. En este sentido, Johnson Controls pone a disposición de sus clientes el paquete de soluciones OpenBlue Clean Air. Un servicio que pretende velar por la salud de las personas y reducir el consumo de energía de las instalaciones. 

Por esta razón, OpenBlue Clean Air incluye innovadoras tecnologías que supervisan y mejoran la calidad del aire interior, tales como: 

  • Métodos de ventilación y ajustes óptimos de temperatura y humedad. Los equipos de climatización HVC se centran en el tratamiento del aire y un correcto control de la temperatura para desestabilizar la transmisión de patógenos. 

  • Opciones de filtración. Los ventiladores HEPA aumentan la recolección de partículas para purificar el aire interior. 

  • Irritación germicida ultravioleta (UVGI) o métodos de ionización bipolar (BPI). Estas soluciones permiten inactivar organismos como bacterias, gérmenes o virus. 

Además, OpenBlue Clean Air se puede combinar con otros paquetes de soluciones del servicio OpenBlue Healthy Buildings. Así pues, es posible complementar las soluciones que mejoran la IAQ con el uso de tecnologías dedicadas al análisis de datos y la inteligencia artificial. De esta manera, se ejecuta un plan de acción integral en la gestión de edificios saludables, sostenibles e inteligentes.

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