Hace unos días nos sorprendía la noticia de que habían desactivado una bomba en la Catedral de la Almudena de Madrid. Parecía una simple bolsa abandonada. Pero no. El explosivo, muy rudimentario, contenía 1.200 gramos de pólvora, un kilo de tornillos, una bombona de cámping gas y un reloj despertador. Por suerte no llegó a estallar y no hubo que lamentar daños (ni personales ni materiales). Pero si lo hubiera hecho podía haber causado muertes. El artefacto en cuestión estaba junto al confesionario y, al observar el objeto sospechoso, el canónigo responsable decidió llamar a la Policía.
Un grupo anarquista (el Comando Insurrecionalista Mateo Morral) ha reivindicado la autoría de la colocación del artefacto. “Demostramos que vuestras guaridas santificadas son vulnerables. Los cimientos de vuestro poder han temblado por los kilos de nuestra pólvora sacrílega que busca romper con vuestra paz cívica basada en muertos y personas encerradas por años en el talego. Esto es la venganza“, comienza diciendo el comunicado difundido por Internet recogido por Europa Press al que la Policía Nacional ha dado validez. Se acaba de descubrir también que parece que este comunicado fue lanzado desde Grecia. Lo que puede significar desde que uno de los responsables tenga un amigo en ese país hasta que sea un organización con estructura internacional.
Desde Vigilantesdeseguridad.com se hacen eco de que la catedral estaba en un proceso de instalación de un protocolo de seguridad para grandes eventos, pero no había cámaras funcionando en el interior del templo en el momento en el que alguien accedió y colocó el artefacto explosivo junto a uno de los confesionarios. Por eso esta noticia nos recuerda otra vez la necesidad de tomar medidas e instalar sistemas de seguridad apropiados que puedan evitar este tipo de incidentes. Un sistema de vídeovigilancia siempre es de ayuda para evitar este tipo de situaciones y para ayudar a identificar a los delincuentes. La parte buena es que esta vez ha habido suerte y la bomba en cuestión no ha llegado a explotar. Pero como se suele decir: mejor prevenir que curar.