Los riesgos de la geolocalización de nuestro móvil

Hoy en día no somos conscientes de los riesgos de la geolocalización en el uso de nuestros teléfonos móviles. La rápida extensión de los smartphones que combinan el acceso a Internet y las funcionalidades de un GPS han permitido que la geolocalización esté presente en nuestro día a día, seamos o no conscientes de ello. Pero esto va ligado de una preocupación generalizada por parte de los usuarios a cuenta de la privacidad y por la cantidad de datos que los nuevos dispositivos pueden revelar sobre cada uno de nosotros. Lo peligroso, a diferencia de lo que podríamos creer, no es lo que muestran esos datos en el momento en el que se conocen, sino lo que de ellos se podría deducir en un determinado período de observación.
Este peligro a la larga, ha sido descubierto tras la realización de una investigación denominada “When enough is enough: location tracking, mosaic theory, and machine learning” publicada en el New York University Journal Los riesgos de la geolocalizacionof Law and Liberty. La novedad radica en que los peligros de la geolocalización no vienen tanto por los datos concretos que muestran la posición de una persona en un momento determinado, sino la suma de estos datos que, debidamente interpretados, pueden mostrar una tendencia que permita predecir esos movimientos y comportamientos y por tanto atenta directamente contra la intimidad de las personas.

¿Somos conscientes de los riesgos de la geolocalización?

La primera pregunta que surge a continuación es ¿cuánto tiempo se necesita para poder interpretar estos datos? Pues, ni más ni menos que, una semana. Según los autores de esta investigación, una semana de observación de todos los datos de geolocalización de un individuo sirve para inferir valiosas (y peligrosas) conclusiones sobre rutinas y comportamientos, y no solo eso, sino también para empezar a predecir los movimientos de esas personas.
Existen ejemplos como el de un ciudadano estadounidense investigado por tráfico de drogas al que la policía colocó un localizador GPS en su coche sin que él lo supiera y al que vigiló durante cuatro semanas. Los responsables del estudio sobre riesgos de la geolocalización consideran que de dicha observación podrían haberse extraído datos privados, íntimos e innecesarios, como la práctica de un aborto, una cita en una clínica contra el SIDA o una visita a un club de striptease.
Los abogados y científicos que han participado en la elaboración de este informe han estudiado las implicaciones legales del seguimiento de los datos de geolocalización de un individuo, y han llegado a la conclusión de que, gracias a la existencia de sofisticados software de análisis, una semana de GPS puede constituir una violación de la Cuarta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, que trata sobre la protección de las personas respecto a la vigilancia arbitraria. Esto se puede aplicar a nuestro país, donde existen leyes como la Ley de Protección al honor, la intimidad y la imagen, que entrarían en conflicto con este tipo de actuaciones.
La teoría del mosaico que da título al trabajo se refiere a un modelo empleado por los expertos en seguridad para extraer información sobre empresas, que se basa en la combinación de datos públicos con datos privados para extraer del mosaico resultante conclusiones sobre el comportamiento del sujeto analizado.
Esta teoría cuenta con numerosos detractores, que consideran que viola los derechos fundamentales de los individuos con su capacidad para predecir y establecer modelos de comportamiento de los mismos a partir de la observación y análisis de los datos. Entre ellos, los autores del informe, que llegan a la conclusión de que una semana de recolección de información sobre un individuo vía GPS es más que suficiente para trascender los límites de la legalidad y la legitimidad.
Es decir, que para los autores de esta investigación lo peligroso no es que las autoridades sepan si un individuo está a una hora determinada en una calle determinada, sino la posibilidad que éstas tienen, a partir de los métodos de análisis adecuados, de predecir a qué horas de los siguientes días estará ese individuo en esa calle, qué es lo que hace allí y qué piensa hacer después. Y el riesgo que existe de que no solo sean las autoridades quienes accedan a esos datos, sino delincuentes. Dejándonos desprotegidos y sin ninguna intimidad.
Como ya sabréis, la gran mayoría de los smartphones de última generación ya incluyen chips GPS capaces de localizarnos en un segundo. La acción de compartir una fotografía en las redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea, puede implicar que estemos revelando nuestra posición geográfica sin haberlo tenido en cuenta. Esta funcionalidad de geolocalización en nuestros teléfonos móviles puede incrustar de forma automática una serie de datos denominados meta-información o meta-data, que no tiene porqué interesar al resto del mundo. Lo ideal sería que la gente desconectase su GPS si no lo está utilizando, conéctelo en momentos concretos y tenga cuidado con los datos que revela.
Para terminar, os dejamos algunos consejos para que en caso de robo de tu smartphone puedas utilizar la tecnología GPS para localizarlo.