¡Sonría, está usted siendo grabado! La polémica de la videovigilancia en lugares públicos está es uno de los temas que más se habla últimamente, y su expansión parece imparable ante el éxito que le atribuyen en la lucha contra la delincuencia. Como si de un reality show se tratara, cientos de miles de cámaras vigilan nuestros movimientos, entradas y salidas de restaurantes, tiendas, hoteles… con la intención de hacer de las ciudades, lugares más seguros.
Mientras que para algunos atentan contra el derecho a la intimidad, para otros son una garantía de seguridad. Si bien es cierto que las cámaras tan sólo deberían preocupar a los ciudadanos que incumplan las normas siempre se ha creado el mismo debate, pero lo cierto es que su uso se está incrementando de forma espectacular. Solo en España a finales del año 2013, había registradas más de 22.000 cámaras de videovigilancia, según los datos de la Agencia Española de Protección de Datos (AEDP). Un número que aumenta cada año.
¿Sólo Videovigilancia en lugares públicos?
Sin embargo, según revelan datos de la AEDP, el incremento de estos dispositivos de vigilancia viene sobre todo de particulares. En este sentido, las comunidades de vecinos y los sectores del turismo, la hostelería, el comercio y la sanidad son los que más están recurriendo a las cámaras de seguridad para disuadir a posibles maleantes. Para ello, los interesados deben cumplir una serie de requisitos legales.
Los expertos alertan de los riesgos que conlleva esta invasión de la videovigilancia, ya que muchos ciudadanos no quieren que su cara salga en mil pantallas. Aun estableciendo la normativa de que los espacios donde se graba deben estar señalizados, que hay que eliminar las imágenes en el plazo de un mes desde su captación y no se debe vigilar más allá del espacio autorizado; la inquietud y la alerta aumentan cada vez más entre los ciudadanos.
¿Cuál es tu opinión?¿Te sientes más seguro gracias la vídeovigilancia en lugares públicos?