La seguridad en las bibliotecas

Seguridad en las bibliotecasEl mes de septiembre es conocido por ser, entre otras cosas, el mes de “la vuelta al cole”. Una retorno al trasiego del día a día en los colegios, institutos, universidades y trabajos que también conlleva consigo la vuelta a la ocupación generalizada de las bibliotecas, espacios públicos donde queda prohíbo el ruido y en donde se da rienda suelta a la lectura y el estudio. El elevado tránsito de usuarios, unido al hecho de que una vez nos encontramos allí lo normal es que toda nuestra atención recaiga sobre libros y cuadernos, hace que sea recomendable destacar algunos aspectos de seguridad en las bibliotecas, vitales en este tipo de instalaciones. La seguridad en las bibliotecas es un tema en el que se ha profundizado poco pero que no carece de interés. Las bibliotecas necesitan ser atendidas de una forma coordinada y ella podemos distinguir tres bloques fundamentales según el objetivo a proteger:

  • usuarios y personal
  • edificios e infraestructuras
  • material bibliográfico

Las gestión de la mayoría de las bibliotecas pertenece a administraciones públicas, redes empresariales o asociaciones, que casi nunca se encuentran físicamente en el mismo edificio. Por lo que muchas de las bibliotecas suelen quedar poco o mal atendidas. Para garantizar la tranquilidad de usuarios y personal, así como a la biblioteca en su conjunto y para mantener el material bibliográfico íntegro, destacamos las siguientes medidas internas con que debería tener un biblioteca:

  • Cámaras de video vigilancia.
  • Alarmas.
  • Tornos para controlar el acceso mediante un documento o carné.
  • Pedestales de seguridad antihurto.
  • Detectores de metales.
  • Etiquetas antihurto en los libros y documentos.
  • Sensores volumétricos, de proximidad e inteligentes (destacando la radio frecuencia, RFID).

Cabe destacar, que toma especial relevancia la necesidad de integrar todas estas soluciones para en caso necesario poder garantizar una respuesta coordinada y eficaz. En cuanto a la legislación relativa a la seguridad de usuarios y personal, en el año 2007, el Ministerio del Interior, mediante Real Decreto 393/2007 aprobó la Norma Básica de Autoprotección, siendo necesaria en centros, establecimientos y dependencias dedicados a actividades que puedan dar origen a situaciones de emergencia. Esta Norma abarca desde la seguridad relativa a los trabajadores, regulada por la Ley 31/1995 de de Prevención de Riesgos Laborales, así como a todas las personas que hay en el interior de la biblioteca, todo lo cual viene a su vez regulado por la Ley 2/1985 de Protección Civil. La Norma Básica de Autoprotección aplicada a bibliotecas, establece la obligación de elaborar Planes para la autoprotección a través de Planes de Emergencias y de Evacuación.
Los usuarios que acuden a las bibliotecas se diferencian de otros en que se trata de un público que se repite, que acude al centro con frecuencia siendo al final conscientes de los hábitos y costumbres de bibliotecarios, vigilantes y demás sistemas de seguridad. Por lo que adquiere mucha importancia el cumplimiento de las normas y protocolos enfocados a la consulta de materiales de alto valor. En cuanto a los principales perfiles de los ladrones que podemos encontrarnos en bibliotecas destacan: los coleccionistas compulsivos, delincuentes eventuales y  los ladrones que pertenecen al crimen organizado. Respecto a la seguridad del material bibliográfico debe velarse por reducir el robo o pérdida del mismo. Las soluciones tecnológicas ayudan a satisfacer las funciones de preservación y accesibilidad de las colecciones en las bibliotecas con ediciones digitalizadas.
Las bibliotecas tradicionales ya conviven con los nuevos modelos digitales impulsando la seguridad del material físico gracias a estas nuevas tecnologías que ofrecen soporte a los usuarios que pueden consultar su disponibilidad e incluso textos sin necesidad de comprometer la integridad física de los materiales bibliográficos. No son pocos los hechos que han puesto más de una vez en tela de juicio la seguridad de este tipo de centros, como por ejemplo el robo y/o expolio de material y documentos históricos de bibliotecas como la Nacional de España o la biblioteca principal del Ministerio de Asuntos Exteriores, perdiéndose en los últimos años más de 200 libros de gran valor, sin contar aquellas pérdidas producidas por catástrofes naturales.  Todo esto ha propiciado que se incrementen los sistemas de seguridad, especialmente en los edificios de carácter público. Es importante destacar, que en la actualidad, muchas bibliotecas no disponen de todas las medidas indicadas anteriormente, y por tanto la seguridad que puede lograrse por medios técnicos es limitada.
A vosotros como usuarios de bibliotecas o empleados, en caso de sospecha de posible hurto os recomendamos que no dudéis en denunciar.

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